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El término de bioseguridad se refiere en sentido amplio al conjunto de medidas, tanto de infraestructura como de prácticas de manejo, puestas en marcha con el fin de evitar o reducir el riesgo de entrada de enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias, y su posterior difusión dentro de una explotación o hacia otras explotaciones ganaderas.
Podemos diferenciar dos tipos de bioseguridad:
La bioseguridad tiene dos componentes básicos que son igualmente importantes:
Muchas veces el aspecto humano es el más complicado implementar y mantener a punto. Es muy importante tener en cuenta que un buen plan de bioseguridad sin un personal concienciado e implicado en su trabajo diario no vale de nada.
Los tres principios básicos en los que está basada la bioseguridad son:
Hay dos aspectos fundamentales a la hora de aplicar medidas de bioseguridad: la evaluación de riesgos, que debe precederla siempre, y la aplicación de priorización, tratando de atender de forma prioritaria aquellos riesgos que resulten mayores, de modo que la bioseguridad es algo relativo y no nos valen las fórmulas utilizadas por otros. El objetivo final es que las medidas de bioseguridad aplicadas sean proporcionales al riesgo o los riesgos que tenemos en nuestro caso particular.
Las enfermedades animales producen graves pérdidas económicas en las explotaciones animales, zonas y/o países afectados.
El establecimiento de medidas de prevención es, sin duda, una de las herramientas más baratas y efectivas para evitar tales pérdidas. La bioseguridad, como medida de prevención por excelencia, debe considerarse una inversión de mejora necesaria a todos los niveles, y no un gasto impuesto por la administración. Inversión que contribuye, de forma significativa, al fortalecimiento de todo el sector ganadero en su conjunto a través de las grandes ventajas que se obtienen de tener un nivel alto de bioseguridad como pueden ser: mejora de la confianza de nuestros socios comerciales, lo que contribuye a garantizar el mantenimiento y expansión de las exportaciones de las cuales dependen nuestros sectores ganaderos cada vez más; una mayor producción y una mejora de la calidad sanitaria de las producciones; disminución del riesgo de entrada de enfermedades en nuestras explotaciones y en caso de que entren menor capacidad de difusión de las mismas, tanto dentro de la explotación afectada como hacia otras explotaciones; una mayor eficacia de las medidas de control instauradas por los SVO en caso de brote de alguna EDO, etc.
Por otro lado, la bioseguridad se ha convertido en uno de los asuntos centrales en materia sanitaria, lo que se ve reflejado en la incorporación de la misma como aspecto fundamental dentro de las medidas de prevención que se postulan en la nueva Ley de Sanidad Animal Europea publicada a finales de 2015 (Reglamento (UE) 2016/429 del Parlamento europeo y del Consejo de 9 de marzo de 2016).
Todos los eslabones de la estructura sanitaria deben aplicar correctas medidas de bioseguridad, cualquier fallo en la bioseguridad de uno de los eslabones se traduce en un fallo del sistema en su conjunto. Así, es importante tener altos niveles de bioseguridad en:
Debemos tener en cuenta que la bioseguridad es responsabilidad de todas las personas que, de forma más o menos directa, tienen relación con los animales, como ganaderos, veterinarios privados y oficiales, transportistas, cazadores, personal de mantenimiento de granjas, personal de mataderos, etc.
Todas las explotaciones deben mantener unos niveles de bioseguridad adaptados al riesgo concreto de la propia explotación y de la zona en la que esta se ubica.
Especial mención merecen las explotaciones en régimen extensivo en las que, si bien es cierto que dadas sus características especiales, están sometidas a algunos riesgos más difíciles de controlar como podría ser el contacto con fauna silvestre, también es cierto, que hay otros muchos riesgos que pueden ser controlados a través la aplicación de medidas de bioseguridad adecuadas como son los factores humanos o medidas de manejo.
Finalmente, en relación a las numerosas explotaciones de carácter reducido que tenemos en nuestro país, nos gustaría resaltar la importancia de la idea de que siempre se puede hacer algo para mejorar la bioseguridad, y muchas veces no es una cuestión de grandes inversiones de dinero, sino de hacer una buena evaluación de nuestros riesgos y aplicar medidas para controlarlos basados en la imaginación y en el asesoramiento de expertos.
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