El Camino Natural de la Ruta del Cantábrico hará las delicias tanto de los amantes de las rutas a pie como de los cicloturistas al ser la mayor parte del trazado ciclable. Un itinerario de 150 km entre la tierra y el mar salpicado de acantilados de vértigo, playas de ensueño y bellas localidades como Ribadeo, Foz o Burela.
Hace unos días llegaba a la web de Caminos Naturales el último vídeo del embajador de la Red, el periodista Paco Nadal. En esta última aventura se ha trasladado hasta tierras gallegas para mostrarnos las rutas más impresionantes puestas en servicio en esta comunidad autónoma.
Entre ellas destacaba el Camino Natural de la Ruta del Cantábrico, a la que le guarda un especial cariño al ser el primero que recorrió en su vida. Aprovechando este nuevo vídeo, vamos a adentrarnos en este itinerario, sin duda uno de los más icónicos y bonitos de la Red de Caminos Naturales.
Un recorrido de algo más de 150 km a través de las provincias de Lugo y A Coruña que recorre toda la franja costera en siete etapas. Nuestros pasos nos llevaran por toda la Mariña Lucense; y parte de las conocidas Rías Altas, desde Ribadeo a la ría de Ortigueira.
Uno de los puntos fuertes de este recorrido es sin duda la espectacularidad de sus paisajes, ya que nuestros pasos unas veces nos bajarán hasta paradisiacas playas y, otras, nos subirán a escarpados acantilados, engarzando lugares de gran belleza como si de un insólito rosario se tratase, con localidades de un genuino carácter pesquero.
La primera etapa comienza en Ribadeo y nos descubrirá incomprensibles grutas construidas por la acción sin tregua del mar cantábrico, castros y cetáreas de otros tiempos para desembocar en uno de los monumentos naturales más conocidos de nuestro país: la inigualable playa de las Catedrales, con imponentes formaciones rocosas que forman parte de la Red Natura 2000 y considerada Reserva de la Biosfera. Es imprescindible pedir cita para poder pasear por ella aprovechando la bajamar, ya que el número de visitantes está limitado.
La segunda etapa nos llevará a otro lugar incluido en la Red Natura 2000: la ría de Foz-Masma, un fértil espacio natural de gran atractivo para las aves migratorias, que acuden a este lugar buscando refugio durante los meses de invierno. Es un lugar privilegiado también para los amantes de las actividades acuáticas durante la marea alta. Concluiremos la ruta en el pueblo pesquero de Foz, situado al otro lado de la ría, donde podremos deleitarnos con su vasto patrimonio cultural en el que sin duda destacan la fortaleza de Frouxeira, desde la que es posible obtener una panorámica privilegiada del entorno, y la basílica de San Martiño, considerada la catedral más antigua que se conserva en nuestro país.
En este punto arrancan los 20 km que separan Foz de Burela, principio y fin la tercera etapa, caracterizada por su proximidad a la costa y por los antiguos castros que la defendían, como los de Llas y Fazouro, que se remontan a la época del siglo I y III. Sin duda, dos grandes ejemplos de aquellos pequeños poblados fortificados que solían alojarse en posiciones estratégicas que permitían defender el territorio en caso de ataques enemigos. Daremos por cerrada la etapa en una localidad de importante tradición pesquera: Burela. Si tenemos la suerte de parar por estas tierras a primeros de junio es obligado disfrutar de sus procesiones en honor de la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen.
La etapa más corta de este camino natural apenas alcanza los 13 km que solo se desviarán de la costa para adentrarnos en el Pazo de Pedrosa, del que se cuenta que fue construido por un noble de origen irlandés que llegó a estas tierras huyendo de las hostilidades religiosas de su país. En su interior aún se conserva el mascarón de proa del barco en que, según reza la leyenda, arribaría a tierras gallegas su fundador. Cerramos ruta en el pueblo pesquero de San Cibrao, donde es imprescindible visitar el faro de Punta Atalaia, el aserradero de Don Julián y las antiguas fábricas de salazón. En San Cibrao también hay leyendas como la de la Maruxaina, una sirena que atraía a los marineros hacia Os Farallóns haciendo sonar un cuerno y que cuenta con su propia fiesta.
En este punto es importante hacerse a la idea de que acometemos, en la quinta etapa, la ruta de mayor longitud (29,82 km) y desnivel (595 m), en la que alternaremos las playas de blanca arena con los montes cubiertos de eucaliptos en la Costa da Mariña Occidental. Cruzaremos el espectacular puente medieval de O Bao sobre el río Covo, en los primeros compases del camino que desemboca en Viveiro, donde priman los vestigios de asentamientos celtas y romanos. Hoy llaman poderosamente la atención los restos del recinto amurallado que se levantó durante la Edad Media, donde destacan tres puertas: la de Carlos V, la puerta de la Vila y la puerta do Valado.
Comenzaremos la penúltima etapa del camino atravesando la ría de Viveiro a través del Puente de La Misericordia, también conocido como Puente Mayor, levantado en el siglo XV. Cerca llama la atención el antiguo cargadero de las minas de Silvarosa, que estuvieron en funcionamiento hasta 1966. Hoy es conocido como el área etnográfica de A Insua, en la que se levanta una estructura metálica de más de 100 m de longitud desde la que se cargaba el mineral de hierro, aunque también se utilizaría para cargar otros materiales hasta los barcos que allí fondeaban.
Impresionante es sin duda el paraje conocido como el Fuciño do Porco, un pequeño saliente costero ubicado entre las playas de Abrela y San Román. Un itinerario único que se adentra en un espacio natural que podría considerarse prácticamente virgen, imprescindible en la provincia de Lugo por la belleza del entorno y sus paisajes capaces de dejarnos sin respiración. Actualmente se ha convertido en una de las vías senderistas más impresionantes de nuestro país. Daremos por concluida nuestra jornada en el puerto pesquero de O Vicedo.
El principio del fin llega despidiéndonos de tierras lucenses mientras nos adentramos en A Coruña, donde el camino atraviesa la ría por el bonito puente de O Barqueiro, una infraestructura de hierro de unos 48 m, icono fronterizo de las provincias de A Coruña y Lugo y ejemplo de ingeniería civil en su momento. Hoy solo se utiliza para el paso de senderistas y cicloturistas que transitan por este camino natural.
Disfrutaremos de paisajes naturales como el estuario de Esteiro, que encajado entre los acantilados de Bares y Picón contrasta el paisaje vertical con la horizontalidad de la playa del mismo nombre, un asombroso paraje incluido dentro de la Red Natura 2000. Pondremos nuestro punto final en la localidad de Ladrido, una población marinera en la que encontraremos joyas arquitectónicas como la iglesia de Santa Eulalia pero que, sin duda, destaca por su patrimonio natural y por la riqueza faunística y florística de la ría de Ortigueira-Ladrido y de la peculiar isla de San Vicente.
No podemos terminar este recorrido sin tomar un respiro en el popularmente conocido como el “mejor banco del mundo”. Aunque está algo apartado del recorrido, merece la pena llegar hasta este punto para disfrutar de las impresionantes vistas de la playa do Coitelo y la roca Gabioneta, así como de los cabos de Estaca de Bares y Ortegal. Un elemento de mobiliario urbano de Loiba mundialmente conocido y sobre todo muy “instagrameable”. Recomendamos paciencia, ya que es muy posible que tengamos que esperar turno para hacernos con una codiciada instantánea entre ingentes cantidades de turistas.
Los paladares más exigentes encontrarán el paraíso en tierras gallegas. De todos es conocida su gastronomía en la que priman los pescados y mariscos. Sardinas, rodaballo y merluza son los más conocidos entre los primeros, mientras que en el marisco reinan sin duda la Langosta de Burela, los mejillones del Miño y los cangrejos de río.
En San Cibrao, por ejemplo, se celebran fiestas gastronómicas ligadas a la actividad pesquera como al Fiesta del Erizo y la del Mejillón.
Muy típica es la conocida empanada gallega, que forma ya parte de la identidad de estos territorios. Son conocidas desde el siglo VII, época de los godos. Hay tantas variedades como productos procedentes de las costas y tierras gallegas, de carnes como el raxo (lomo de cerdo), de pescados como el atún o las sardinas o de mariscos como las zamburiñas o el pulpo. Además, se puede servir tanto fría como caliente, por lo que era la comida ideal para los viajeros ya que al ir “tapada” se evitaba el polvo del camino. Como curiosidad, este tipo de alimento aparece tallado en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela.
Pero los gallegos no solo viven de los alimentos ofrecidos por el mar: disfrutan también de carnes como la famosa ternera gallega. La caza tiene un rincón destacado, donde los platos más típicos se realizan a base de liebre, conejo y faisán.
Un recorrido de 150 km a través de las provincias de Lugo y A Coruña que recorre toda la franja costera a través de siete etapas.
Uno de los puntos fuertes de este recorrido es sin duda la espectacularidad de sus paisajes .