La resistencia a los antibióticos es un grave problema, tanto de salud pública como de sanidad animal, que en el caso de sanidad animal amenaza la viabilidad y la rentabilidad futura, de las explotaciones ganaderas.
Diversos organismos internacionales como la FAO, OIE o la OMS han mostrado su preocupación por el asunto y han publicado diversos documentos. Incluso la Comisión Europea ha solicitado a los Estados Miembros la elaboración de un Plan de acción sobre resistencias a los antimicrobianos en el que se resalta la necesidad de una perspectiva conjunta humana y veterinaria de manera que, la lucha contra el desarrollo y la diseminación de resistencia a los antibióticos sea realmente eficaz.
En esta línea, en 2014, se aprobó el “Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a antibióticos” que recoge las líneas directrices del Plan Europeo.
El problema se agudiza cuando antibióticos comunes a la medicina humana y veterinaria son críticos en medicina humana, esto es, son alternativas esenciales para el tratamiento de enfermedades infecciosas causadas por bacterias resistentes a los antibióticos en el ser humano.
En estos casos, desde la sanidad animal, se debe contribuir a preservar la eficacia de estos antibióticos, con un uso prudente y adecuado a las condiciones de uso del medicamento. Haciéndose necesario, establecer Planes de vigilancia en medicina veterinaria de aquellos antibióticos mencionados anteriormente, caso en el que se encuentra la colistina