Las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) o enfermedades priónicas, son un grupo de enfermedades caracterizadas por la acumulación en el tejido nervioso de una proteína infecciosa llamada “prión”. A este grupo pertenece el prurigo lumbar (scrapie o tembladera) de los ovinos y caprinos, la caquexia crónica de los cérvidos, la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (v-ECJ) en el humano.
La forma clásica de la EEB se detectó por primera vez en 1986, y se considera una enfermedad zoonótica debido a un presunto vínculo con la emergencia de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (v-ECJ) en el humano. Además de la forma clásica (causada por el tipo C), que se produce en los bovinos tras la ingestión del prión en piensos contaminados, existe una forma atípica (causados por agentes de tipo H y L) que se cree que aparece de forma espontánea en todas las poblaciones bovinas.
El prurigo lumbar se ha reconocido como un trastorno clínico desde hace más de 250 años, definida por la acumulación de una forma anómala de una glucoproteína unida a la membrana celular del hospedador (proteína del prión o PrP), denominada PrPSc, en el SNC. Los polimorfismos del gen que codifica la PrP se asocian a una susceptibilidad al prurigo lumbar. Se ha utilizado la selección genética a favor de la resistencia como una herramienta efectiva para el control del prurigo lumbar ovino clásico. No se dispone de datos que demuestren una relación causal entre el prurigo lumbar y las EET humanas.
No existen vacunas para el control de estas enfermedades.