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En el caso de las aves, cuando realice un viaje desde un país tercero (no miembro de la UE/EEA), se considera que el número máximo de animales que se pueden mover con su propietario como mascotas es de cinco.
Para el resto de las especies aún no se ha fijado un número máximo en la legislación, pero para considerarse mascotas deberán cumplir con las definiciones del Reglamento (UE) 576/2013.
En principio, todas las mascotas deben viajar acompañados por su propietario. Por motivos debidamente justificados y documentados, se permite que el movimiento de los animales se haga en un medio de transporte separado al del dueño, si ocurre en un plazo no superior a cinco días respecto al movimiento del dueño/responsable.
Es recomendable ponerse en contacto con su veterinario con la antelación suficiente. Dependiendo de las condiciones del país de destino, si su mascota tiene las vacunas necesarias en vigor, o si necesita un análisis de sangre, puede tardar bastante tiempo en arreglar toda la documentación. Si viaja dentro de la UE, se recomienda acudir por lo menos 2 meses antes, y si viaja fuera de la UE, recomendamos una mayor antelación.
No. El pasaporte de mascotas solo se utiliza para perros, gatos y hurones.
La legalización de documentos es un trámite burocrático que piden algunos países para que un documento sea reconocido como válido. Hay dos tipos de legalizaciones: Apostilla de la Haya o Reconocimiento Consular, que en la práctica es una serie de sellos que se pondrán por distintos organismos, en la parte posterior de certificado oficial de exportación hecho a su mascota.
Hay pocos países que soliciten una legalización del certificado oficial de exportación, pero si un país lo exige será un tipo de legalización o el otro, nunca los dos.
Ningún país de la UE exige legalización para los documentos que acompañen a su mascota desde un país tercero o desde otro Estado miembro de la UE.
Para más información, ver el Protocolo de exportación.
Asegúrese de que su mascota cumple con todos los requisitos antes de viajar. Un incumplimiento de los requisitos podría dar lugar a la inmovilización de las mascotas en instalaciones de cuarentena, a su reexpedición al país de origen, o incluso como última opción a su eutanasia, corriendo el propietario con todos los gastos generados.
Las mascotas que no cumplen los requisitos establecidos pueden suponer un riesgo grave tanto para los animales como para las personas.