Situado en la provincia de Burgos, el Valle de Valdivieso se ha convertido en una peculiar “Ruta del Arte”. Es aquí, en el Camino Natural del Ebro, donde el escultor Carlos Armiño ha instalado quince de sus obras con el objetivo de, según palabras del propio autor, “despertar la curiosidad, la intriga y la búsqueda”.
El visitante que se adentre en esta zona descubrirá un recorrido diferente, capaz de despertar emociones y sentimientos dispares guiado por estas impresionantes obras de arte realizadas en hormigón y colocadas en perfecta simbiosis con al naturaleza.
Todas ellas se sitúan en puntos clave del Camino Natural del Ebro, en lugares cercanos a las poblaciones por las que pasa, desde su entrada por el desfiladero de Los Hocinos hasta su salida del valle al embalse de Cereceda, hogar del artista.
Está previsto que las esculturas, con un peso aproximado de dos toneladas cada una, permanezcan instaladas durante cuatro años convirtiéndose en una seña de identidad para el municipio.
El Camino Natural del Ebro ha sido y sigue siendo fuente de economía para el valle. Fruto del esfuerzo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Confederación Hidrográfica del Ebro, se ha convertido en un importantísimo eje de comunicación y convivencia, donde coexisten lo rural y lo urbano. 1286 kilómetros aptos para el ocio, el turismo sostenible, el deporte y la educación que permite aproximarse a la riqueza natural y variedad de paisajes que se puede encontrar a lo largo de su extenso recorrido.
A pie, en bici o a caballo, y siempre de modo respetuoso, el visitante se puede impregnar de la magia de este recorrido donde la propia corriente fluvial ha generado piezas de patrimonio excepcionales, desde el Románico hasta la actualidad y, a partir de ahora, también podrá ser fuente de arte gracias a Carlos Armiño.