La provincia de Valencia está llena de increíbles espacios naturales que nos invitan a perdernos y descubrir bellos rincones siguiendo el itinerario que nos marca este camino natural que supera los 121 kilómetros de longitud. Guiará nuestros pasos el curso de dos de los ríos más importantes de estas tierras: el Turia y el Cabriel que, entre subidas y bajadas, nos permitirán contemplar espectaculares panorámicas en espacios protegidos y un importante legado cultural.
El Camino Natural Turia-Cabriel tiene su punto de inicio a las afueras de la bella localidad de Pedralba. Desde aquí, comenzaremos a recorrer los 40,6 kilómetros de nuestra primera etapa conocida como Turia-Siete Aguas. A pesar de ello, si se dispone de tiempo, se recomienda adentrarse en el casco antiguo de esta población que nos trasladará hasta la época musulmana, recorrer la calle de la Acequia, para contemplar el curioso canal que le da nombre o visitar la iglesia del siglo XVIII dedicada a la Purísima Concepción, que guarda el icono en tabla más grande de Europa.
Una vez llegados al área de descanso de La Muela, recomendamos tomar un respiro porque a partir de aquí el usuario deberá poner a prueba su forma física. Durante este nuevo tramo, podremos contemplar diversos aljibes y construcciones como el Corral de La Balsa o el de los Calzones, ideados para dar refugio al ganado, reminiscencias del pasado trashumante de la zona.
A partir de este momento serán los campos de vid y olivo los que divisemos en nuestro caminar, así como monte de pino carrasco y brezo, mientras continuamos ascendiendo y cruzándonos con infraestructuras ligadas a la explotación ganadera. Así llegamos al punto kilométrico 32 donde nos adentramos en el Paraje Natural Municipal Sierra de Chiva, con más de 5.500 ha de relieve montañoso en el que es posible disfrutar incluso de una muestra de arte rupestre declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
En las inmediaciones del municipio de Siete Aguas las subidas y bajadas se harán más intensas, si bien pasados los 37 kilómetros de recorrido comenzaremos a descender entrando en un camino amplio, de tierra, dejando atrás la Peña Rubia, que poco a poco se unirá a una pista asfaltada que desemboca en la rambla de El Papán, y que nos descubrirá varias fuentes como la de la Gota, la de la Roca o la del Garbanzo, aunque sin duda, la más significativa es la Fuente de los Siete Caños.
Culminaremos esta primera etapa entrando en Siete Aguas. Este municipio ponía fin al Reino de Valencia hasta que Isabel II decidió en 1851 incluir Requena y su comarca a la provincia de Valencia. A partir de ese momento sería el cauce del río Cabriel el que delimitaría la frontera.
Dentro de esta villa destaca la ermita de San Blas, anteriormente conocida como Santa Bárbara, y la Iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista, de más de 200 años de antigüedad. Igualmente, aún pueden contemplarse los restos de la Torre de la Contienda, Bien de Interés Cultural, situada en la frontera entre Castilla y Aragón.
La segunda etapa nos llevará desde Siete Aguas hasta el pueblo de Jaraguas. Un recorrido de 50,64 kilómetros en el que nos adentraremos en la comarca de Requena-Utiel conocida por sus enormes viñedos que nos guiarán hasta El Rebollar, una pedanía de Requena cuyo origen se sitúa en torno a una antigua ermita levantada en 1789 en honor de la Virgen del Rosario, junto a la Venta de Pedro de El Rebollar, que dio nombre a la población.
Tras sobrepasar el aeródromo de Requena-El Rebollar los amantes del ciclismo de montaña disfrutarán de una sucesión de curvas y rampas de subida y bajada en un entorno muy hermoso enmarcado entre cultivos de almendros y bosques de pino carrasco junto al río Magro. Para los que prefieren ir a pie, es el momento de dejarse llevar por un agradable paseo amparados por la sombra que ofrece el bosque de ribera junto al cauce del río.
Llegamos a la ermita de San Blas, en el barrio de las Ollerías que, aunque construida en 1792, tiene un aspecto bastante más moderno ya que fue restaurada a finales del siglo XX tras quedar arrasada durante la Guerra Civil.
Continuamos dejando a la derecha Requena, y sorteando pequeñas pasarelas de madera aledañas al cauce del río y un bonito salto de agua que nos anuncia que estamos cerca de San Juan, una de las pedanías más antiguas de Requena, cuyo origen está íntimamente ligado a la vía pecuaria de la Vereda Real que unía los pastos manchegos con Valencia.
A partir del kilómetro 89 descenderemos brevemente hasta el pueblo de Jaraguas, perteneciente al municipio de Venta del Moro, punto final de este segundo tramo y donde podremos tomarnos un respiro en el área de descanso junto al antiguo lavadero, situado cerca de la piscina municipal.
La última parte de nuestra aventura nos llevará a recorrer los 30,38 kilómetros de la etapa Jaraguas-Cabriel. Tras dejar a nuestra espalda Jaraguas, comenzaremos un ascenso entre bosques de pino y viñedos por un camino de tierra hasta alcanzar Villargordo del Cabriel. Este municipio fue escenario de varias contiendas bélicas durante los siglos XIX y XX como la guerra de Sucesión, la de Independencia o las carlistas, dada su condición fronteriza. De hecho, todavía se conservan algunas trincheras ubicadas en el puerto de Contreras.
Una vez superado el kilómetro 108, alcanzamos lo que sin duda será el broche de oro de esta aventura: el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, con 31.446 ha, donde el único protagonista es el río Cabriel y sus cristalinas aguas que durante siglos han ido modelando este paisaje formando las conocidas Hoces y Cuchillos. Mencionar el Árbol Monumental Pino de los Dos Hermanos, un pino resinero que se alza sobre 25 metros de altura, o la Senda de la Cueva de los Ladrones, en el punto kilométrico 111, último tramo de senda del Camino Natural.
El Parque Natural, que destaca por su escarpado relieve, nos permitirá maravillarnos con su patrimonio arquitectónico y etnográfico ligado al agua como la noria de los Basilios o el puente de Vadocañas, donde daremos por finalizadas nuestras andanzas.
Muchos y muy variados son los manjares que ofrecen estas tierras al caminante o cicloturista. Destaca la “olla de Pedralba” un guiso de carne de cordero, carne y embutido de cerdo, alubias, patatas y cardos. La “coca con tajás” también es conocida en este entorno y consiste en una corona de pan en la que se incrustan trozos de tocino y longanizas que se asa al horno.
En pueblos como Siete Aguas, que conserva una gran tradición gastronómica que bebe tanto de la cocina valenciana como de la manchega, se recomienda probar el gazpacho manchego o el Ajoarriero, el Morteruelo o las Sartenes del pastor, todos ellos platos de larga tradición histórica. Recetas muy típicas también de Requena que completa su oferta gastronómica con los populares bollos de magras con sardinas y donde su embutido fresco o curado elaborado artesanalmente, refleja la tradición e historia del pueblo. Morcillas de cebolla, longanizas, sobrasada, así como los menos conocidos como la güeña, el perro o la orza, harán disfrutar hasta los paladares más exigentes.
Aunque sin duda el producto más famoso de la zona es el vino, concretamente el de la DO Utiel-Requena, que cuenta con más de 100 bodegas inscritas. La tradición vinícola de la comarca se remonta al siglo VII a.C. Así lo atestiguan las ánforas descubiertas en el yacimiento de la Antigua Ciudad Ibérica de Kelin.
Alternaremos asfalto y firme de tierra cruzando el Barranco de Chiva y la vía pecuaria del Cordel de Castilla hasta llegar a la Zona de Especial Protección para las Aves del Alto Turia y Sierra del Negrete.
El broche de oro de esta aventura lo pone el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, con 31.446 ha, donde sus aguas han ido modelando este paisaje formando las conocidas Hoces y Cuchillos.