Impresionantes y únicas. Así son las panorámicas que ofrece el conjunto formado por los mallos. Gigantes de más de 300 metros de altura que contemplan impertérritos el discurrir del río Gállego. Paraíso para los escaladores y seña de identidad del Camino Natural de la Hoya de Huesca.
El Camino Natural de la Hoya de Huesca nos regala 132 kilómetros para disfrutar del Prepirineo haciendo un recorrido que nos llevará desde la localidad de Agüero a Casbas de Huesca, extendiéndose, este sin par paseo, hasta el Salto de Bierge. Llegados hasta este punto, aquellos que así lo deseen, podrán seguir ruta por el Camino Natural del Somontano de Barbastro.
En esta ocasión, nos adentramos en la comarca de la Hoya de Huesca, un territorio de transición situado entre las sierras prepirenaicas y el valle del Ebro. Fruto de esta privilegiada situación, entre la montaña y el llano, encontramos una gran variedad de recursos turísticos naturales y patrimoniales.
A lo largo de sus 8 etapas atravesaremos algunos paisajes que nos sobrecogerán por su imponente belleza, comenzando por el Reino de los Mallos. Se trata de grandes masas de piedra conglomerada que se formaron en el Terciario y fueron erosionadas por el agua, la lluvia y el viento hasta formar las paredes actuales. Destacan los situados en la localidad de Riglos, encargados de poner punto y final a la primera etapa, y reconocidos por los escaladores de todo el mundo como uno de los mejores enclaves para la práctica de la escalada y el montañismo, y que cuenta con más de 300 vías de escalada. A ello se suma que en este punto se encuentra una de las más importantes zonas de nidificación del buitre leonado, que comparte refugio con ejemplares de halcón peregrino y quebrantahuesos.
Pero antes de llegar, nos servirán para abrir boca los mallos de Agüero, que si bien no son tan conocidos, sí tienen una peculiaridad, Peña Sola, separada del resto desde su base y en la que se conservan las ruinas del Castillo de los Mallos, levantado en el siglo XI por Sancho III El Mayor.
Puede que muchos prefieran reservar su capacidad de asombro hasta llegar al Espacio Natural Protegido más extenso de Aragón. Estamos hablando del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. Con 47.637,66 ha de Parque Natural y 34.064,63 ha de Zona Periférica de Protección, se extiende a ambos lados de la sierra que le da nombre, a lo largo de 40 kilómetros, abarcando otros sistemas montañosos de menor tamaño.
La originalidad de sus parajes y la rara belleza de sus cañones y barrancos se debe a la abundancia de roca caliza, que durante años ha sido modelada por la acción erosiva de los cauces de agua que han hecho aparecer cavernas y simas, así como los anteriormente nombrados mallos.
La vegetación guarda un gran contraste según nos encontremos en la vertiente norte o sur. En la primera, el quejigar es el protagonista, aunque va cediendo espacio al pino silvestre según vamos ganando altura. Incluso es posible divisar algún bosquete compuesto de abetos y endemismos como la Aquilegia guarensis o la Cochlearia aragonensis.
En el sur, por su parte, nos acompañarán durante la ruta extensos encinares, así como quejigares y matorral mediterráneo en los valles, mientras que, si tomamos algo más de altura, contemplaremos boj y ejemplares de pino silvestre. Es importante destacar la presencia de algunos endemismos como el romperrocas de Guara o la oreja de oso.
Ambas zonas son famosas por la presencia de rapaces, como el buitre leonado, el alimoche, el quebrantahuesos o el águila real, acompañados de corzos, jabalíes y pequeños depredadores como tejones o ginetas.
En los dominios del Parque Natural los visitantes podrán encontrar las máximas alturas del Tozal de Gurara, que supera los 2.000 metros de altitud o bajar a las simas más profundas, como la Grallera Alta que roza los 280 metros de profundidad. Descubrirán famosos barrancos y gargantas y se deleitarán con la belleza de los entornos de los mallos de Ligüerri, el embalse de Vadiello o el Salto del Roldán.
Además del Parque Natural, el trazado atraviesa dos Zonas de Especial Protección para las Aves, (ZEPAs de Sierras de Santo Domingo y Caballera y río Onsella, y de Sierra y Cañones de Guara) y cuatro Lugares de Interés Comunitario (LICs de Sierras de Santo Domingo y Caballera, de Monte Peiró-Arguis, de Sierra y Cañones de Guara, y Guara Norte). También recorre los valles de Belsué y Nocito; o ríos, entre los que sobresalen el Gállego, el Guatizalema o el Alcanadre, el río más largo y caudaloso de los que atraviesan las sierras Exteriores de Huesca, y cuyo nombre proviene del árabe y significa “el río de los puentes”.
Pero como no sólo de paisaje vive el hombre, a lo largo de este recorrido encontraremos un importante patrimonio cultural que nos permitirá conocer monumentos como las iglesias de San Martín y Santa María de Belsué; Santiago de Agüero, un impresionante templo románico inconcluso que cuenta con una magnífica portada con la Epifanía en el tímpano o San Miguel de Foces, único vestigio de este pueblo y antiguo señorío de la familia Foces que fue levantado en el año 1249 por mandato de Ximeno de Foces con el objetivo de utilizarlo como panteón familiar. Estos dos últimos templos tienen catalogación de Monumento Nacional.
Sin dejar de lado el arte sacro, nuestros pasos nos conducirán hasta la colegiata de Santa María la Mayor de Bolea, construida entre 1541 y 1559 sobre un templo románico del siglo XII. Aquí no podemos desperdiciar la oportunidad de contemplar el espectacular retablo que atesora, realizado en madera policromada, así como las preciosas pinturas del “maestro de Bolea” donde se distinguen elementos de la escuela flamenca e italiana.
Otro gran ejemplo de arte es el Monasterio Cisterciense de La Gloria de Casbas de Huesca que acogió comunidades de monjas hasta 2004. Sería la iniciativa de la condesa Oria de Pallars la que facilitaría la creación de este monasterio femenino de estilo románico dedicado a Nuestra Señora de la Gloria.
La relevancia de estas construcciones es tal que todas ostentan catalogación de Bien de Interés Cultural.
Y no podemos olvidarnos de las fortalezas y castillos medievales diseminados por este territorio, entre los que merecen especial mención los de Loarre, Marcuello y la Atalaya de Santa Eulalia. El primero de ellos ha alcanzado fama mundial al estar considerado el más notable y mejor conservado conjunto religioso-militar del románico no solo español, sino también europeo. Este hecho le hizo ser escogido como una de las localizaciones principales de la película “El reino de los cielos” que los seguidores de Orlando Bloom o Eva Green seguro recordarán. Data del siglo XI y sería el rey Sancho III el Mayor el que ordenaría su construcción ya que, por su situación estratégica, desde aquí era posible controlar la Hoya de Huesca que en aquellos tiempos estaba dominada por los musulmanes.
La Gastronomía también tiene un papel importante a lo largo de esta ruta donde las cerezas, la miel o la manzanilla son sólo un pequeño ejemplo de la riqueza agrícola y ganadera de estas tierras. Sin duda, y aunque no es muy conocido fuera de esta zona, uno de los productos estrella del conocido “Reino de los Mallos” es el vino, siendo en Murillo de Gállego donde podemos visitar pequeñas bodegas familiares y artesanas.
El aceite de los ejemplares de olivos centenarios de la tierra hará las delicias de los paladares más exigentes. Una muestra de la larga tradición olivicultora de estos territorios donde existen gran cantidad de almazaras y fábricas de aceite.
Otro producto muy conocido son las cerezas de Bolea, de las que destaca su tamaño, dulzor e intenso sabor. Para festejar este manjar se celebra en la Plaza Mayor de Bolea la Feria de la Cereza que, dependiendo de la maduración del producto, suele celebrarse en el mes de junio.
Todo ello se resume en platos de larga tradición como las sopas afogadas de Ayerbe, elaboradas a base de huevo, pan y aceite, los cardos a la aragonesa, con bacalao o costillas de cerdo, o el salmorejo de la Hoya. Los paladares más exigentes podrán deleitarse también con potentes platos de carne como el cordero con arroz y patatas, el cabrito guisado o el conejo con caracoles. Mención aparte merecen los postres, que reflejan el sabor de estas tierras como las tortas de Ayerbe o Refollaus, las trenzas de Almudévar o los empanadicos de Loarre.
Sin duda un itinerario ideal para disfrutar de forma activa de esta combinación de patrimonio cultural único y un entorno natural de espectacular belleza a los pies de los Pirineos en el que poco nos queda más que subir hasta el collado de Sarramiana para despedirnos de este Camino Natural con las mejores vistas de la Hoya de Huesca, la sierra de Gratal, Bonés y el Pirineo.
El Camino Natural de la Hoya de Huesca nos regala 132 kilómetros para disfrutar del Prepirineo
8 etapas que atraviesan algunos paisajes de imponente belleza, como el Reino de los Mallos
Sus monumentos ostentan catalogación de Bien de Interés Cultural
Un itinerario ideal para disfrutar de forma activa de esta combinación de patrimonio cultural único y un entorno natural de espectacular belleza