Las leguminosas grano se caracterizan por su elevado contenido en proteína, constituyendo una de las principales fuentes de aminoácidos para la alimentación humana y animal, así como por su capacidad de fijación del nitrógeno atmosférico, por lo que las necesidades de aportes nitrogenados en su desarrollo vegetativo son muy reducidas, lo que les confiere una gran importancia desde el punto de vista medioambiental.
Las especies más conocidas y cultivadas como leguminosas grano son los garbanzos, lentejas, judías secas, guisantes secos, habas secas, altramuces dulces, vezas y yeros, y en menor medida las algarrobas, titarros o almortas, alholva y alberjón. Los guisantes secos, altramuces dulces y las habas secas también se las denomina proteaginosas, según se especifica en la normativa comunitaria
Aunque la soja también es una leguminosa, internacionalmente se la incluye dentro del sector de las oleaginosas por su contenido en grasas.
La especie más cultivadas a nivel nacional y comunitario es el guisante seco.
Hay que señalar que algunas de estas especies se cultivan en las zonas semiáridas españolas, como es el caso de las vezas y los yeros de consumo animal, y de las lentejas y garbanzos, de consumo preferentemente humano.
En cuanto al sector de las oleaginosas en España, las principales especies cultivadas son el girasol (familia de las compuestas) y la colza y nabina (familia de las crucíferas). Menos representativas son la soja (familia de las leguminosas), la camelina (familia de las crucíferas), el cártamo (familia de las compuestas) y el cacahuete (familia de las leguminosas).
Mientras que en España el girasol es la principal oleaginosa cultivada, sobre todo en el secano y como alternativa al cereal, en la Unión Europea es la colza.
La soja representa más de la mitad de la producción mundial de oleaginosas, siendo Brasil, Estados Unidos y Argentina los principales productores. La utilización principal de esta especie es para la elaboración de piensos para alimentación animal. En España su representatividad es escasa, y la soja que se cultiva es fundamentalmente para consumo humano.
Todas estas especies conforman mayoritariamente el ámbito de los cultivos proteicos. Estos cultivos son un pilar fundamental para el logro de un sector agroalimentario más sostenible, y teniendo en cuenta además la elevada dependencia en proteína vegetal que tiene la UE y España, tanto para alimentación animal como para consumo humano, su impulso está en el foco central de las políticas públicas. En España se están apoyando a través de varias vías, la principal las líneas de ayudas a la producción de leguminosas y de sus semillas certificadas en el marco del Plan Estratégico de la PAC 2023-2027 (Plan proteico). Así mismo, desde la UE se está trabajando en desarrollar una estrategia de proteína, que aborde su impulso de una manera holística, que supone también el desarrollo de fuentes alternativas de proteína (vegetal y no vegetal).
La campaña de comercialización de estos sectores comprende desde el 1 de julio al 30 de junio del año siguiente.