Proteger los bosques y cuidar el agua, dos factores esenciales para la salud planetaria y, también, para la salud de las reservas marinas: los paisajes de la reserva integral de la reserva marina de La Isla Graciosa nos muestran que los cuidados de la gestión pesquera se traducen en una mejora de los bosques de algas pardas.

Las comunidades de algas del género Gongolaria (anteriormente Cystoseira) fueron muy importantes en la franja submareal de todo el archipiélago canario, encontrándose en los años 80 grandes comunidades de varias especies de este género alrededor de gran parte de la franja litoral de las islas. Estas comunidades eran muy abundantes en las reservas marinas de Canarias, especialmente en la reserva marina de La Isla Graciosa e islotes del norte de Lanzarote. Con el paso de los años, se han visto afectadas de manera importante por diversos factores, entre ellos el calentamiento de las aguas, la predación y otros factores aún por determinar.

Es destacable la importancia de estos bosques algales por la riqueza que albergan, proporcionando un verdadero refugio y zona de alimentación para numerosas especies de peces, crustáceos, equinodermos y cnidarios.

Afortunadamente, en la reserva marina de La Isla Graciosa e islotes del norte de Lanzarote, empiezan a detectarse atisbos de la recuperación de este género de algas pardas, tan importante para el ecosistema marino de las Islas Canarias. Muestra de ello son las enormes praderas algales que han sido detectadas en el Roque del Este (Zona integral de la reserva marina) y en el norte de Alegranza, entre otros.